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Algunas obras surgen de un ensayo constante, de tocar materiales, investigar sobre formas y composiciones, revisar la historia del arte... pero las que más me emocionan son las que aparecen como una brisa momentanea de aire o un sonido casi imperceptible, esas que se revelan sin querer al meditar mientras paseo o contemplo un paisaje.

 

A menudo proyecto obras a partir de esas ideas peregrinas que aparecen cuando sueño, leo o paseo, por el destello casual de una asociación de ideas, por una señal en el camino o un pensamiento errante. 

 

Trabajo en el estudio todo lo que puedo y el ambiente cambia totalmente según el proyecto que esté desarrollando.

 

Pienso que  trabajar en el taller con materiales y herramientas es importante pero en mi caso dedico mucha atención a encontrar esas sorpresas. Las ideas surgen sin buscarlas en cualquier lugar y la elaboración manual de la obra  o puesta en escena se desenvuelve a menudo en el mismo camino, de viaje, en el paisaje, fuera del estudio. 

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